La segunda cabeza habla

Encender tu llama es de lo más sencillo, muestro más piel de lo debido y tú qué me tenías en el olvido te acuerdas de mí existencia.
La conversación se torna caliente, yo no te sigo el juego como esperas y tú efímero interés se va tan rápido como llegó.
Tu premura te delata, sólo quieres desahogar tu entrepierna y me vez como la presa fácil porque viste un poco más de lo que no había visto o que olvídate a ver visto en el pasado.
Te dejo el diálogo a medias, tu enfado se hace notar y compruebo una vez más, cuando la segunda cabeza del hombre habla, no importa nada más que su vómito momentáneo que le hará marchar la fiebre, unas horas o quizas días antes de volver con la misma o más fuerza.